Palabras que pronunciaron al alimón Cristina Muñoz Menéndez y Raúl Lugo Rodríguez, fundadores del equipo de derechos humanos Indignación, al recibir hoy el reconocimiento Tata Vasco*que otorga el Sistema de Universidades Jesuitas, en el marco del IX Foro de Derechos Humanos que se realiza en el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en Guadalajara.
Una de las muchas paradojas que se dan cita en este lugar y en este día es recibir un reconocimiento de manos de quienes son nuestros maestros en este oficio de promover y defender los derechos humanos, que es el otro nombre que recibe hoy la apuesta por el Evangelio y su utopía fraterna.
Señor Rector, queridos amigos jesuitas, nos resulta conmovedor el aliento que nos dan. Sabemos del cariño que nos tienen y quizá eso explique otra paradoja: Compañeros de Jesús, como son ustedes, le dan un reconocimiento que lleva el nombre de Tata Vasco, a un equipo cuyo trabajo Más conocido, aunque gracias a Dios no el Más importante, consiste en contrariar al arzobispo de Yucatán.
Menos mal que estamos en Guadalajara. Aquí no habrá un Arzobispo que se incomode frente a una Indignación feminista, maya, desplazada y multicolor” que no esconde sus raíces cristianas. Recibimos este abrazo, sin merecerlo, sólo con la alegría de ser abrazadas por nuestros hermanos mayores, en nombre de muchas personas y organizaciones que han vivido los Últimos años bajo la sospecha de las autoridades civiles y religiosas.
Pero recibimos este abrazo en un momento doloroso, en el que no podemos menos que preguntarnos, junto con Roque Dalton ¿sobre qué muertos estoy vivo? Cuando el gobierno que se vistió de militar le declara la guerra al narcotráfico pero apunta hacia los defensores de derechos humanos y dispara indiscriminadamente contra la población (o cuando menos cubre de impunidad a los agresores).
Recibimos este abrazo que se llama Tata Vasco justo en este 2010, el año que comenzó con el asesinato de Josefina Reyes, el año que mataron a Bety Cariño”¦ Recibimos este abrazo preguntándonos qué haremos para merecerlo, mientras tenemos a nuestro lado a tantas y tantos que han sido tocados por la absurda fuerza de las armas que intenta acallar las utopías. Y si alguien fue capaz de encarnar la utopía, nos recordaba hace unos meses Ernesto Cardenal, fue precisamente Tata Vasco.
Sabemos entonces que reconocen, no a este equipo, sino al lenguaje de los derechos humanos y la apuesta, amenazada Más que nunca y Más que nunca posible, porque sean una realidad para todas y todos. Tata Vasco, como Ignacio de Loyola, representan para las iglesias cristianas de todos los tiempos, una palabra profética e insobornable en estos tiempos de crisis eclesial. Y nos retan a ser hoy esa palabra.
La apuesta por el Evangelio de Jesús no sólo es viable y posible. Es urgente para construir juntos un mundo en el que se pueda vivir con dignidad, un mundo que signifique “buena vida” para todas y todos, para decirlo con la expresión de los mayas peninsulares de hoy. Este reconocimiento significa abrazar la esperanza, aceptar y saborear la fraternidad que nos brindan.
Nuestra relación con la Compañía de Jesús marca nuestros mismos inicios. Somos un equipo de derechos humanos nacido hace casi veinte años, en medio del dolor y la esperanza que marcó el tiempo de las guerras centroamericanas. Desde la cintura de América llegaban los sobrevivientes de las batallas, las de plomo y las teológicas. Guatemala, El Salvador y Nicaragua nos abrieron a la esperanza de la Iglesia de los pobres, aquí nos reunieron Manuel Ramos, Paco, el Caporal, Chuche, Patacho, el Pollo, Fleis, el Ronco”.
Una noche, alrededor de una vela, en el refugio de Edzná, cuando la oscuridad disimulaba las lágrimas en medio de historias intolerables, torpemente dije que me sentía entre valientes. Lucas me calló diciéndome: “A los valientes ya los mataron o se quedaron a defender lo que es de todos”. Nosotros somos solamente testigos de esta historia, para que no se repita”.
Hoy seguimos batallando en otras guerras, también en las guerras del desaliento y el silencio. Con el corazón dolorido encendemos nuestras lámparas, junto con muchos que hemos tenido enfrentamientos con las jerarquías, para proclamar que, como iglesia, somos también responsables del dolor en el mundo. Y que nos espera un largo camino de conversión, si queremos seguir siendo testigos creíbles de la novedad del Reino. En su tiempo, Tata Vasco, el oidor y defensor de los pueblos originarios, fue excluido; Ignacio fue enjuiciado; ambos permanecieron insobornables frente al dolor y la esperanza. Ellos siguen siendo para nosotros faros en esta travesía que intenta fidelidad al evangelio.
Este reconocimiento nos conmueve” y también nos avergüenza: la lucha a favor de los derechos humanos es un tácito reconocimiento de que hemos fracasado en la hermandad, de que todavía no hemos logrado la igualdad, que todavía la justicia y la paz no se han abrazado. Todavía”.
La gloria de Dios, decía Monseñor Romero, es que el pobre viva. Que sus derechos sean plenamente respetados, añadiría hoy. Este reconocimiento nos anima a hacer desde aquí una proclama: habrá un día, levanten la vista y miren que llega pronto, en que ya no habrá Más pueblos desplazados ni obispos persiguiendo homosexuales ni mujeres maltratadas en las iglesias ni en los hogares; un día en que los mayas y todos los pueblos estarán sentados en la mesa común y tendrán la tierra, la autonomía, la palabra, la escuela” la vida.
Gracias, Compañeras y Compañeros.
Gracias, Compañeros de Jesús, por abrazar hoy y sostener nuestra Indignación que en la península es mujer, maya y es multicolor y se llama también Oasis de San Juan de Dios y su lucha por los derechos de las personas con VIH, se llama Ebulá y la victoria sobre el desplazamiento forzoso y criminal, se llama MAR y la batalla contra la violencia y la trata de mujeres y se llama don Ricardo Ucán y su indomable lucha por la libertad y los derechos indígenas. Todos estos rostros de una Indignación que hoy, por la bondad y generosidad de ustedes, es nombrada en este ITESO junto con el entrañable nombre del Tata Vasco.
Equipo Indignación. Guadalajara, Jalisco, 29 de octubre de 2010
(* El reconocimiento ”Tata Vasco” (defensor de los indios purépechas de Michoacán), fue instituido en 1994 con el fin de distinguir y estimular el trabajo de aquellas organizaciones no gubernamentales que sobresalen por su compromiso en favor de la defensa y promoción de los derechos humanos, sobre todo de los sectores Más pobres y desprotegidos de México.
Este año el reconocimiento se entrega a Indignación; promoción y defensa de los derechos humanos. Un colectivo de ciudadanos mestizos e indígenas, en el estado de Yucatán, que atienden problemas y asuntos relacionados con la discriminación, la diversidad sexual y los derechos de la mujer en comunidades indígenas. Indignación recibirá cien mil pesos y una estatuilla de Tata Vasco.
De manera especial, este año, los rectores del SUJ, harán un reconocimiento público al Frente Cívico Sinaloense. Esta organización se ha caracterizado por señalar las violaciones a los derechos humanos cometidas en el contexto de los “operativos” en contra de la delincuencia organizada.
Información tomada del comunicado emitido por el ITESO).