Comunicado del equipo Indignación
La designación al frente de la Codhey de alguien sin más trayectoria ni experiencia en la defensa de los derechos humanos que su paso por una comisión cuestionada por sus graves omisiones, su actuación negligente y la perversión misma de su función no resulta nada alentador y sí, al contario, despierta algunas alertas.
La primera, con respecto al proceso mismo de selección. Una fuerte denuncia contra el Congreso de Yucatán representó la abstención de diversas organizaciones de presentar candidata o candidato a Ombudsman.
En la reiterada negligencia de las anteriores y de la actual legislatura violentando y restringiendo ellas mismas derechos y convalidando a un ombudsman complaciente con las distintas administraciones del poder Ejecutivo están involucrados todos los partidos representados en el Congreso. Ni siquiera se molestaron en calificar el Juicio Político presentado por 12 organizaciones desde 2010.
Tal como se señaló en el análisis de gestión entregado en días pasados al Congreso: “Construir organismos públicos de derechos humanos que sean realmente un dique frente a los excesos del poder continúa siendo un reto. La apuesta y los esfuerzos de la sociedad civil que empujaron en esa dirección se han enfrentado permanentemente a un Estado que, a través de los gobiernos ejecutivos y legislativos, se han empeñado en hacer inoperantes las Comisiones Públicas, someterlas”.
La designación del Secretario Ejecutivo de un organismo a modo, pareciera anunciar la continuación de una comisión complaciente.
Representa una alerta el anuncio hecho por el recién designado Presidente de la Codhey acerca de priorizar las conciliaciones. ¿Tendremos que recordarle que la conciliación es inaceptable en casos de graves violaciones a los derechos humanos, como la tortura?
Otra alerta es continuar trivializando la tortura, encubriéndola con otros nombres y recomendando cursos inocuos. ¿tendremos que recordarle que la mejor capacitación a policías la representará el ser intolerantes frente a cualquier abuso, sancionar al responsable, indemnizar al agraviado y establecer medidas de no repetición?
El recién designado viene de una Codhey cómoda para el poder. Enfrenta la tentación de continuarla así y esconderse en el asistencialismo y la beneficencia. No es su función.
Lamentablemente se ha perdido mucho tiempo en detener los abusos de las autoridades, señalarlos, hacerlos inaceptables. Se ha perdido tiempo y se ha evitado publicitar las recomendaciones, convertirlas en herramienta pedagógica, ampliar derechos.
Convertir a la Codhey en una auténtica defensoría del pueblo, que el recién designado sea un defensor del pueblo es todo un reto. No cuenta con el perfil, pero está obligado a serlo.