Comunicado del equipo Indignación
Ante la creciente tensión en Santa Gertrudis Copó por construcciones alrededor de la antigua hacienda que invaden espacios comunitarios, y ante la inacción de las autoridades, vecinos de este pueblo instalaron letreros el día de hoy para hacer saber que están vigilantes del respeto a sus derechos como pueblo maya.
Las y los pobladores han insistido ante diversas autoridades y solicitado la intervención para evitar un conflicto mayor, para saber quiénes son los dueños y para saber qué se pretende construir y qué afectaciones tendría para la comunidad.
El pueblo de Santa Gertrudis Copó, como otros pueblos, está presionado por el crecimiento de Mérida desde hace años pero, en esta comunidad, desde hace unos meses, con mayor agresividad por construcciones alrededor del casco de la hacienda que invaden espacios comunitarios.
El periférico de esta ciudad capital pasa casi encima de Santa Gertrudis Copó que, junto con otros 45 poblados mayas, rodean y forman parte del municipio de Mérida con la categoría de “Comisarías” para la legislación estatal, aunque en realidad son pueblos mayas.
Al agresivo crecimiento de la ciudad que ejerce presión sobre las “comisarías”, al continuado despojo de tierras de estos pueblos mayas, se suma ahora la invasión de espacios comunitarios, el desalojo de una abuela con engaños de la casa que habitaba desde hacía más de sesenta años, la inmediata demolición de su vivienda y la desatención de las autoridades municipales y estatales a pesar de que la tensión ha ido en aumento y se ha estado cerca de enfrentamientos.
Alrededor del antiguo casco de la Hacienda, que por cierto ha sido declarado Patrimonio Cultural de Mérida, se han estado haciendo trabajos desde hace varias semanas sin que los pobladores de Santa Gertrudis sepan qué se pretende construir ahí ni quién es el dueño. Los trabajos, sin embargo, invadieron una parte de los espacios comunitarios que están excluidos del casco de la hacienda desde 1937, lo cual se reitera en 1992, y obstruiría acceso a viviendas.
La invasión de dichos espacios, junto con el desalojo de una abuela, la destrucción de su vivienda y la construcción de una barda que también invade la cancha de fútbol han inquietado gravemente a la comunidad e insisten en que no les han informado qué pretende hacerse ni les queda claro quiénes son ahora los dueños de la hacienda, a pesar de los continuos roces con quienes acuden a la población y se ostentan a veces como dueños o a veces como representantes de los dueños.
El desalojo de doña Ángela, la abuela ha generado indignación en el pueblo pues al haber sido hecha con engaños y presiones, al haberse demolido inmediatamente la casa que habitaba, la dejó sin derecho a defenderse a pesar de vivir ahí desde hacía más de sesenta años.
Las y los pobladores han realizado distintas gestiones ante Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Mérida, que al final y después de muchas vueltas, clausuró los cimientos de la construcción en marzo pasado, después de que el 14 de marzo las tensiones estuvieron cerca de llegar a enfrentamientos. A pesar de esto, trabajadores han intentado reanudar las labores en distintos momentos ocasionando roces con la comunidad que han ido subiendo de tono. El más reciente fue el pasado 2 de mayo, cuando la población incluso solicitó la presencia de la policía a fin de que se respete la clausura.
También han solicitado la presencia de la policía cuando se ha intentado violar esa clausura.
La dilación de las autoridades, la desatención de las solicitudes, pueden ocasionar un conflicto mayor y poner en riesgo los derechos del pueblo.
Vecinos y vecinas de la comunidad, por su parte, el día de hoy instalaron carteles en zonas contiguas al caso de la antigua Hacienda y cerca de donde se clausuraron labores para hacer saber que el pueblo está vigilante para garantizar el respeto a sus derechos como pueblo maya.