Equipo Indignación
En junio se cumplen tres años desde que el ejército guatemalteco desalojo a la comunidad de Laguna Larga destrozando y quemando las viviendas. Desde entonces la comunidad quedó ocupada por un contingente del ejército mientras que sus moradores tuvieron que refugiarse en la línea fronteriza entre México y Guatemala. Ante esto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictó medidas cautelares que, hasta la fecha, siguen sin cumplirse cabalmente por ninguno de los dos gobiernos.
El Gobierno mexicano ha incumplido en otorgar facilidades para que las personas desplazadas de Laguna Larga puedan beneficiarse con los programas de gobierno como “Sembrando vida”, a no ser que se nacionalicen. Al mismo tiempo, la presencia del personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y del Instituto Nacional de Migración (INM) este año prácticamente ha sido nula, incluso el INM desmanteló la estación que habían construido con madera en las inmediaciones del campamento.
El Gobierno municipal aseguró que mejoraría el camino que va de la comunidad del Desengaño al campamento de refugiados, sin embargo, también en esta ocasión expresaron que no seguirían las mejoras al camino a no ser que exista la promesa de quedarse en el campamento.
El Estado guatemalteco ha hecho caso omiso de las medidas cautelares que fueron dictadas por la CIDH, a la vez en que ha incurrido en la denegación de la justicia, ya que hasta ahora no ha presentado una manera de resolver el conflicto que ellos mismos iniciaron. Incluso, la comunidad sigue pidiendo el retorno y el Gobierno de Guatemala no se los permite. La última ayuda de víveres por parte del Gobierno guatemalteco llegó a principios de diciembre, es posible que no hayan enviado ayuda humanitaria como una forma de represalia ante el intento de retorno a la comunidad realizado por 20 familias, quienes en menos de una semana fueron nuevamente desalojadas por parte del ejército.
Además siguen sin otorgarse medidas de reparación del daño, las posibilidades de reubicación se han quedado en promesas irresueltas, al mismo tiempo en que la presencia militar es cada vez más frecuente en el campamento.
La partera del campamento recibió hace poco al personal de Salud quien le proporcionó un maletín en el cual no se encontraba material indispensable para los partos como alcohol, antibióticos, vendas o navajas. Al mismo tiempo le dijeron que tendría que seguir registrando a las y los recién nacidos como si siguieran viviendo en Laguna Larga, es decir, como si no existiera el desplazamiento.
A casi tres años del desalojo de la comunidad de Laguna Larga, los desplazados siguen exigiendo justicia y retorno al gobierno guatemalteco, en tanto enfrentan situaciones adversas para sobrevivir en la línea fronteriza ante el abandono de dos gobiernos que han incumplido con las medidas precautorias dictadas por la CIDH.